Alguns Esboços... [Assaigos sociologics de Julio Souto]

… Gea alumbró primero al estrellado Urano con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio.

Hesíodo, “Cosmogonía” en Teogonía.

He de decir que cuando leía la cosmogonía me sorprendía un poco que el comercio fuera calificado como “grato”. Era la década de la anti-globalización, y todo era bastante confuso, el capitalismo se me  presentaba como el malo de los malos y para nada como algo “grato” que arreglase nada para ningún pueblo. Esto venía, básicamente, de la constatación de una estructura de relaciones que sintetiza a la perfección mi compañero Ernesto:

La globalización se ha dado de forma asimétrica y ha puesto en desventaja a los países en vías de desarrollo porque no están en condiciones de aprovechar las oportunidades que ofrece la liberalización comercial.

En el libro de Stiglitz se analiza en detalle la creación de la NAFTA, acuerdo de libre comercio entre EEUU, México y Canadá. Las conclusiones se acercan a esta idea que acabamos de mencionar.  Visto así, el comercio no podría ser considerado como una modalidad de la co-laboración o la cooperación para el desarrollo. Sin embargo, el mismo Stiglitz reconoce que:

La lógica comercial básica -su capacidad para hacer que la mayoría, si no todos, mejoren sus situación- sigue existiendo. El comercio no es un juego de suma cero, en el cual quienes ganan lo hacen a costa de otros; es, o al menos, puede ser, un juego de suma positiva, en el que todos pueden ganar.

Asumiendo la perspectiva de Levi-Strauss sobre el desarrollo como una “puesta en común de posibilidades de innovación”, comprendemos que el comercio puede ser interpretado como este canal de comunicación: el arquetípico mediterráneo entendido como un pont de mar blava. Y sin embargo, la política comercial de los estados sigue líneas estratégicas que no persiguen exactamente los mismos objetivos que se declaran en las líneas maestras de la AOD. En este caso, se parece bastante más a un juego de suma nula, algo parecido a una partida de ajedrez

La idea de Zygmunt Bauman de los “continentes-fortaleza” (expuesta en Vidas desperdiciadas, Cap.2 “¿Son ellos demasiados?”), donde los centros desarrollados anexionan cinturones de seguridad, imponiendo unas condiciones determinadas: libre tránsito de determinadas mercancías, tránsito hiper-controlado de personas. Esta aparente “apertura” esconde gran cantidad de condiciones impuestas desde el centro que ostenta el poder, con lo que el flujo (de personas, de materiales, de ideas), configurado unilateralmente desde el polo de poder, implica un grado de asimetría tal que sólo puede incrementar la desigualdad.

Se menciona que el Sur de la Frontera fue la zona de México que más se aprovechó de este intercambio. En este punto, la novela 2666 de Roberto Bolaño, me parece el equivalente contemporáneo a Las uvas de la Ira: un documento imprescindible para comprender un Espacio-Tiempo Social concreto. La Violencia Estructural adquiere las dimensiones de un “agujero de humanidad”, (esperanza fruto de las lágrimas) cuando la voz de Lalo Cura describe pormenorizadamente cada uno de los feminicidios de Ciudad Juárez, mujeres que vuelven de las maquilas o se prostituyen en las cunetas del desierto. Hablar de desarrollo en ese contexto me parece poco menos que criminal.

Este tipo de pacto asimétrico (a la hora de definir favorablemente las condiciones comerciales) me parece que está en la base de toda la injusticia desarrollada en múltiples trampas. Una serie de mecanismos y cláusulas en los tratados comerciales garantiza la hegemonía: el uso de las barreras no arancelarias, los aranceles graduales para grabar la plusvalía tecnológica, la exaltada defensa de la Propiedad Intelectual… De esta forma, se permite la circulación libre de determinados bienes limitando la exportación de otros: lucro de un lado, miseria del otro. Situación compleja de la que es difícil responsabilizar a individuos, pese a que los resultados son fácilmente identificables.

En conclusión, no creo que áreas de libre comercio como las mencionadas puedan lograr (ni creo que lo busquen) un intercambio entre iguales que permita el beneficio y desarrollo de ambos. Este tipo de “viaje” no me recuerda a las rutas marítimas del Mediterráneo o las fantasías de Marco Polo, sino más bien al espíritu de Xpo Feres! (Colón) en busca de nuevas rutas comerciales. (Últimamente le estamos dando vueltas a la idea del Viaje como arquetipo central del espíritu de la Modernidad, volveré a ello en otro momento, seguramente en el otro blog. Cosas de Sousa Santos, Nicholas Bourriaud, puede que Hölderlin y el Hiperion si Pau me ayuda…).

En todo caso, no creemos que un intento absurdo de “frenar la globalización” (¿volver al proteccionismo? ¿cerrar fronteras?) tenga sentido ahora mismo como propuesta o reivindicación. El comercio internacional sigue teniendo potencial para el desarrollo conjunto de los pueblos, tanto material como culturalmente. Sin embargo,

Para reconocer este potencial, en primer lugar, debemos rechazar dos de las antiguas premisas de la liberalización comercial: que esta conduce de manera automática a más crecimiento y desarrollo, y que el crecimiento llegará lentamente para beneficiar a todos. Ninguna de ambas cosas es coherente con la teoría económica o la experiencia histórica.

Stiglitz, 2006: 140.

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